EN BICICLETA POR UCRANIA

PEDALEANDO UCRANIA
A Ucrania llegué sin expectativas, así como sin prejuicios. Por qué, ¿qué sabes tú de Ucrania? Yo tenía vagos conceptos sobre el país, los cuales no procede enumerar ahora. Después de unos días recorriendo una pequeña superficie de su territorio -es el país más extenso de Europa-, conozco un poquito más sobre su idiosincrasia y geografía.
Llegué desde la vecina Eslovaquia y, de alguna manera, cruzar esta frontera parece un salto en el tiempo. Ese salto viene marcado por su humilde economía -es después de Moldavia, la más pobre de Europa-, que se traduce en un menor desarrollo en sus infraestructuras.
Eso sí, al país llegué un día de sol radiante -luego cambió-, algo que agradecí después de la chupa de agua que el día anterior había cogido en la bicicleta. Esto lo tomé como un buen augurio, y he de decir, que tal vez fue premonitorio, ya que aquí me he encontrado muy a gusto.
AL ESTE DE EUROPA, PEDALEANDO UCRANIA
Nada más llegar se percibe que las casas, -arquitectónicamente hablando, no muy diferentes de las del país vecino- están un poquito destartaladas. En su parque automovilístico sobresalen los Lada, una especie de Seat 124. Unos kilómetros más adelante, percibes que el mal estado de la carretera no es anecdótico, sino que se extiende por kilómetros. Después de cruzar una parte de su territorio, tome conciencia de hasta qué punto esto era preocupante.
Una vez en los pueblos, resultaba curioso ver que no tienen plaza. Hay calles aquí, calles allá y calles acullá, pero no hay plaza. El «centro» del pueblo suele encontrarse cerca de su iglesia, que está situada como una casa más, casa grande, eso sí. Es el lugar que tiene la actividad comercial más agitada que el resto de la localidad, eso es todo. No sé… parece que les falta algo.
Algo que me gustó bastante y que da ambiente a las barriadas, es que en las pequeñas tiendas de ultramarinos despachan cerveza fresca. Para facilitar su consumo, suelen tener mesas y sillas afuera, con lo que es posible tomarse una cerveza bien baratita y estar en un ambiente local. Aparte de cervecitas, hay que decir que la gente también se toma sus vodquitas, y esto puede ocurrir a cualquier hora del día.
La gente es de carácter agradable, y se muestran normalmente amigables y colaboradores. Por otra parte, no son de sonreír mucho, eso sí, cuando lo hacen parece que les cunde mucho más. Otra cosa que me llamó la atención es que se ve a mucha gente fumar. No sé si fuman mucho, pero lo cierto es que fuman muchos.
INMERSIÓN
Gracias a una plataforma llamada Warmshowers que sería el equivalente de Couchsurfing pero exclusivamente para ciclistas, tuve la oportunidad de sumergirme en casas de locales. Aparte de probar la gastronomía casera, se tienen guías y consejeros sobre el terreno de primera categoría. Fue en una de estas estancias donde viví de primera mano una forma de los locales de relacionarse, la sauna. Volodymyr, mi anfitrión, me llevó a una de ellas con sus amigos.
En el polideportivo local, alquilaron una estancia que consta de una mesa con dos bancos corridos. Tenía contiguas un par de duchas, y la sauna con capacidad al menos para diez personas estar holgadas. El sistema es: entrar en la sauna, ducha posterior y sentada en el banco a beber cerveza, té, tomar unos aperitivos y charlar. Esta operación se repite todas las veces que se estime conveniente, y por lo que yo vi, el grupo permanece unido en todas estas fases.
Así pues, aparte de la barrera lingüística y de la aparente dificultad del lenguaje cirílico -es facilísimo poder leerlo con una breve chuleta o con unos minutos de estudio- aconsejaría sin duda este país. La gente es curiosa, respetuosa y le agrada compartir con el viajero. Por otro lado, aparte de sus bonitas iglesias y la belleza de algunas de sus ciudades, la Cordillera Carpática es de una naturaleza exuberante, con unos bosques de una tupidez asombrosa y ricos en fauna.

INFRAESTRUCTURA Y ADVERSIDADES
Las carreteras principales, se encuentran generalmente en aceptable, o buen estado, las secundarias es otro cantar. Unas están parcheadas hasta el punto que se va literalmente botando sobre ellas. Otras están tan cosidas de baches, que esquivarlos se convierte en todo un arte de pericia técnica. En Ucrania, así como en Chequia y Eslovaquia, me llovió todos los días.
La lluvia, aparte de un engorro, se convierte en un enemigo en este tipo de carreteras. Por una parte, hay que esquivar los camiones y coches que esquivan los baches. Por otra, los frecuentes charcos reducen la superficie ciclable, obligándote a veces a pedalear cerca de la mediana para no pasar sobre los continuos charcos. Con el riesgo que esto supone.
A veces, sobre todo los vehículos viejos y pesados, emitían un humo negro densísimo. Si coincidía que pasaban más de uno al mismo tiempo, daba la sensación de estar pedaleando dentro de una cámara de gas. Aire desde luego, no era.

El caso es que evitaba siempre que podía las congestionadas carreteras principales, y me sumergía con Fester en las secundarias, plagadas de baches pero que atravesaban pequeñas poblaciones con un adorable acento rural.
Circular por estas carreteras supone ir bastante más lento que por las bien asfaltadas, además, es un castigo para la espalda, ya que se va botando continuamente. Podría afirmar que muchas de estas, se encuentran en peor estado que muchos caminos de monte o de concentración parcelaria.
Una de las agradables sorpresas que encontré circulando por ellas, fue que a pesar de cruzar la cordillera carpaciana, no sufrí sus cuestas. Casi todas discurren por valles de escasa inclinación, algo que se agradece, y que entre otras ventajas, permite apreciar mejor el paisaje.
Por cierto, en este continuo deambular, percibí que desde República Checa, el viento cuando soplaba, era casi siempre a mis espaldas. No sé si esto será casualidad o será norma. Recuerdo que en la península de Malaca, situada entre Malasia y Tailandia, el viento soplaba de norte a sur y lo tuve siempre de frente.

ETAPAS
DUBRYNYCHI – POLYANA (52 km.)
Primer día experimentando las triste condición de las carreteras que recorren los Cárpatos ucranianos. Jornada corta y agradable con tráfico anecdótico.
POLYANA – SLAVS´KE (81 km.)
Nada más salir de Polyana se comienza a subir un puerto de montaña con una cuesta con muy poco desnivel. A partir de ahí es bajar y llanear hasta Nyzhni Vorota, donde empalma con una carretera con muchísimos camiones y un tráfico terrible. Para más INRI es subida, cuando la subida acaba, es un continuo subir y bajar lomas hasta pasado Tukhol´ka, donde se coge el desvío hacia Plav´ya. Entre aproximadamente 3 y 5 km después del desvío, hay que coger otro desvío sin asfaltar a la izquierda. Es un continuo bache durante diez kilómetros, pero lo compensan las áreas rurales por las que discurre bajando a lo largo de un río.
SLAVS´KE – DOLYNA (101 KM)
Desde la salida y hasta la carretera principal, el tráfico es moderado y discurre a lo largo del curso de un río. Una vez en la E-471 -también M06-, el tráfico es una locura, con muchísimos camiones. Tanto la carretera del inicio como la principal, están en buenas condiciones. Una vez ya en la H-10, el buen estado de la carretera continua hasta Morshyn. A partir de aquí y hasta unos cinco kilómetros antes de Dolyna, es un patatal. Nada más pasar Morshyn comienza un continuo subir y bajar cuestas que se prolonga durante cinco kilómetros. Son los únicos de toda la etapa.
DOLYNA – BOHORODCHANY (64 km.)
El tramo de carretera hasta el desvío está casi en su totalidad en mal estado. Hay mucho tráfico que a veces parece venir hacia ti cuando intenta esquivar los baches de la carretera. Continuo subir y bajar lomas. A partir del cruce hacia Rozhniativ, el tráfico disminuye considerablemente hasta volverse casi inexistente pasado éste pueblo. A pesar de haber muy poquitas cuestas que mencionar hasta casi Bohorodchany, la carretera es muy exigente, ya que es un continuo bache. A mi parecer, merece la pena este trayecto en vez de seguir por la congestionada H-10. El entorno rural y el paso por una zona de bosques cerrados hacia la carretera, marca la diferencia. 11 km antes de destino y ya en la P-38, la carretera vuelve a ser carretera. De ahí solo queda llanear
BOHORODCHANY – KOLOMYIA (69 km.)
Desde la salida hasta Deliatyn, la carretera está en mal estado y es un continuo subir y bajar. Una vez se coge el desvío por Lanchyn nos queda una última larga rampa, afortunadamente la carretera está en muy buen estado toda la subida y bajada, pudiendo bajar a gusto sin temor a los baches. Una vez abajo, la carretera empeora pero es aceptable. Tráfico moderado hasta destino sin apenas camiones pesados. Discurre en llano por un área bastante poblada.
KOLOMYIA – CHERNIVTSY (75 km.)
La carretera está en su práctica totalidad en buen estado. El tráfico es abundante, pero no es pesado. El perfil es llano en todo su recorrido con alguna cuestecita anecdótica. Muy fácil etapa.
CHERNIVTSY – SUCEAVA (Rumanía) (87 KM.)
Se podría decir que el recorrido es llano con leves cuestas, excepto aproximadamente unos siete km después de Chernivtsy, que durante los siguientes 20 km hay lomas más fuertes. El paso de frontera es rápido si llegas en bicicleta. Me resultó curiosa la diferencia entre la extrema seriedad de los policías ucranianos y la afabilidad de los rumanos. La carretera está en buenas condiciones durante todo el recorrido. Hay bastante tráfico y un gran problema, que no hay apenas arcén. Es con diferencia la carretera más peligrosa de los 1.300 km que llevo ya recorridos. Nada aconsejable.
Una tortura ir con la bici por las carreteras secundarias por lo que leo. Y curioso lo de las plazas, si ya digo yo que faltan más plazas públicas y menos iglesias hehe. Te seguimos leyendo. Saludos.
Durísimo para la espalda y muñecas, por otra parte, muy agradable por ser en el medio rural. Un abrazo Rafa.
Me ha parecido increíble, un viaje a otro Mundo, pero que yo empezaria mañana mismo….mi apoyo total a Pedro y a todo idealista que se atreva. Abrazo fraternal de esta española que estaría encantada de pedalear a su lado.
Pues todavía me queda viaje, Ana Lázaro, así que… puedes ir preparando las alforjas.
La foto de la iglesia me recuerda a las de Rumanía,. Nosotros estuvimos también por los Carpatos pero en la Rumanía y ciertamente es exuberantes. Buen viaje
Sí, Son de la misma confesión tanto unas como otras, ortodoxas. Mismo perro, mismo collar.