Si HO CHI MINH levantara la cabeza
Generalidades sobre Vietnam

El «Tío Ho» como es cariñosamente llamado, es objeto de adoración. Por lo visto solamente su recuerdo e imagen, sobre todo la que aparece en los billetes. De ninguna de las maneras lo es la ideología por la que lucho infatigablemente.
La parafernalia socialista es la protagonista en los carteles que se encuentran a la entrada de escuelas, cuarteles, calles, y en cualquier lugar que pueda considerarse oficial.

Después de todo lo que les hicieron pasar a los vietnamitas, no tienen el más mínimo reparo en lucir la bandera de Estados Unidos, que sin previa provocación y con la incontestable escusa de tener bajo su control el mundo entero, tanto les hizo sufrir. Recientemente se ha celebrado el 40 aniversario del final de la guerra. Pueden parecer muchos años pero tal vez no sean tantos ya que, todavía viven varias generaciones de vietnamitas que vivieron la guerra en sus propias carnes. Imagino que a quien lucho contra el ejército yanqui, a quien vio como arrasaban su aldea, o mataban a la gente que les rodeaba, a quien tuvo que pasar penurias y miedo, a quien después de tantos años del final de la guerra es mutilado por pisar una mina antipersonal o por sufrir los efectos del agente naranja, imagino, imagino y vuelvo a imaginar, que esa gente cuando vea la bandera de los Estados Unidos de América siendo paseada alegremente ante de sus narices, imagino, que sentirán algo peor que un cosquilleo.
Si queréis saber lo que es el agente naranja y el papel que jugaron, entre otras compañías la tristemente famosa Monsanto:
Vietnam: la herencia maldita del agente naranja

Vietnam es una dictadura socialista con todas las de la ley. El socialismo es ejercido por las clases dirigentes, ellos se han socializado el país. Se eligen entre ellos mismos y tanto los puestos de poder como los negocios rentabilísimos, son socializados entre sus familiares y amigos. Nepotismo puro y duro. El resto de Vietnam es un «!sálvese quien pueda!». Me pregunto yo de qué sirvió la guerra; los 58.000 soldados estadounidenses y los entre dos y cuatro millones de vietnamitas muertos… ¿ solo para tener el guión de un puñado de buenas películas?
Good morning Vietnam! Awake Vietnam!
Abajo dos de los protagonistas de tan infausta guerra.
Pero este es un país alegre, con la gente más vital de los cinco países que hasta ahora he visitado en la zona.


Así como también son los más complicados de todos. El vietnamita tiene carácter, y como la gente de carácter, no siempre son de trato fácil.
Su gastronomía es la más variada que he visto hasta ahora, exceptuando Malasia, ya que en allí conviven tres culturas diferentes: malaya, china e india, siendo estas dos últimas de gran tradición culinaria.
A pesar de que he recibido más de una sugerencia de informar sobre las comidas, casi siempre se me olvida sacar la foto de lo que me voy a zampar. Las ganas de comer me obnubilan, me ciegan, no me dejan pensar y se me olvida sacar la cámara. Pero otras veces, a pesar de estar salivando hasta el punto de tener síntomas de deshidratación, se me enciende la lucecita y me acuerdo que el comer es un gran placer que debe ser compartido y entonces, echo mano de mi cámara.

Aunque sin duda los más polémicos de todos son los perros. Los de la imagen tienen una pinta amenazadora, pero había otros que lucían un doradito que se parecía al cochinillo segoviano. De todas maneras, no traicioné a mis principios y ni se me pasó por la cabeza probarlo. Aunque a veces, cuando tranquilamente pedaleando me saltaba un perro a las piernas ladrando y corriendo tras de mi haciendo añicos mi paz interior, me daban tentaciones de darle un mordisco en la yugular.
Las imágenes de arriba son para todxs aquellxs que les parezca que comer perros es una barbaridad, pero que no lo es el comer otros animalitos.

Como decía más arriba, los vietnamitas no son fáciles. Por el simple hecho de ser turista, van a intentar cargarte un extra en el precio. Esto ni mucho menos es exclusivo de aquí, lo que ocurre es que en este país es todos los días, a cualquier hora e independientemente de lo que compres. Son menos las veces que te van a cobrar el precio real que las que te van a intentar estafar… pero muchas menos. Da igual lo que compres o vayas a pagar. El precio del autobús, el del alojamiento, un helado, una cerveza, unas piezas de fruta… el sobreprecio estará incluido. La cantidad extra que cargan no es nada despreciable. Hay gente que dice: «si sólo es un euro», y es cierto, a veces solo es un euro, pero en algo que te van a cobrar dos euros al cambio, que te hayan cargado uno, es mucho dinero, exactamente el 100% de su valor.

El caso es que lo que te van a cargar de más suele variar entre un 30 y un 100%. Esto supone que si no tienes cuidado de lo que te están cobrando, por cada 800 euros que gastes, realmente sólo debieras de haber gastado 500.

La primera semana te la dan por todos los lados. Yo ya había leído que esto ocurría aquí, pero cuando desconoces los precios, no siempre es fácil que te cobren el precio justo. Aquí hasta Joaquín Prats estaría perdido. Según van pasando los días te vas haciendo dueño de la situación en la misma medida que crece tu indignación ya que, como antes he mencionado, es a todas horas. Siendo consciente de la gravedad de la situación, la segunda semana tome una grave decisión: declarar la guerra a los vietnamitas. No habría descanso ni para ellos ni para mí. Guerra sin cuartel, sin armas, a pecho descubierto. La estrategia era la siguiente: tenía que ser más vietnamita que los vietnamitas. Tenía que ser un vietnamitita. De esta manera conseguí ajustar mi presupuesto.

Fue una guerra sin bajas, pero con constantes batallas. El plan de ataque consistía en preguntar primero el precio, fuese lo que fuese lo que iba a consumir. A partir de ahí, si el precio no era el deseado, regatear hasta ajustarlo. Si se te ocurría consumir algo sin haber antes preguntado por el precio, esa era ya una batalla perdida. Ahí te podían cargar lo que ellos quisieran. Si preguntando daban un precio desorbitado y no accedían a bajarlo… carretera y manta. Casi nunca es totalmente necesario el consumir en el momento. Me iba de allí y preguntaba en otro lugar que, probablemente ofrecían lo mismo por la mitad de precio.

Pero la gente en Vietnam es curiosa, y siendo el turismo algo relativamente nuevo, a la gente que no está acostumbrada a tratar con turistas le gusta compartir con extranjeros. Si llegas en bicicleta con mucho más motivo. Así, no es extraño sentarse en un restaurante a comer y ser solicitado por los de la mesa de al lado. Una vez sentado ellos se encargan que no te falte de nada y de que pruebes de todo. A pesar de no saber más que un poco de lo mínimo en inglés y no tener ni idea de castellano ni de euskera -la mayoría no sabe ni donde se encuentra Bilbao, solo que existe un club que se llama Athletic de Bilbao y que son un poco paquetes-, la gente intenta entenderse contigo. Después de la quinta ronda de chupitos de licor de arroz la comunicación se vuelve tan fluida como el líquido que desinfecta nuestro estómago.

Una de las curiosidades que tienen los vietnamitas es que son invasores del espacio. Esto no tiene que ver con la ciencia ficción, ya que yo lo he vivido en propias carnes. No tienen ningún reparo en tocarte, en sentarse a tu lado bien pegaditos, en ponerse detrás de ti mientras estás trasteando en el ordenador para ver lo que haces… Te conozcan o no te conozcan, igual da. En el autobús no es extraño que un niño se te siente al lado, se quede dormido, y acabes con él en los brazos, y si te descuidas hasta con un mayor también. Un codazo a tiempo es un dolor de cabeza menos.


Es el menos religioso de los que he visitado, ya que, como país de tradición socialista, la religión no fue precisamente apoyada y mucho menos subvencionada por el gobierno, no como ocurre en otros países presumiblemente más «desarrollados». !Hay qué ser gilipollas para permitirlo! O sea, que han mandado una nave a Plutón pero se sigue diezmando como en el medievo.

Aquí, la presencia francesa durante décadas dejó una importante huella católica en la sociedad vietnamita.


Importante el detalle en la punta de las torres en esta antigua iglesia católica hoy en día consagrada como templo budista. Detalle que faltó en las iglesias católicas europeas en los primeros años de la década de los cuarenta con el beneplácito vaticano. En el caso de España no hubiera parecido discordante hasta finales de los años setenta.
El nazismo y la iglesia católica
Quien quiera playas espectaculares, Vietnam no es el lugar más apropiado. En este sentido Tailandia y Camboya se llevan la palma, aunque playas agradables, haberlas haylas. Yo me quedé prendado de la playa de An Bang, a solo cuatro kilómetros de Hoi An. Aguas transparentes y limpias. Estuve aproximadamente tres semanas yendo a esta playa de aguas tranquilas, -sobre todo por la mañana, ya que por la tarde se levantaba un poquito de viento- ideal para nadar sin ningún estorbo. Las playas con mayor caché de Vietnam se encuentran en la isla de Phu Quoc, lugar para mi poco recomendable ya que estas están sucísimas de plásticos, latas, y variados objetos flotantes o hundidos. Por si fuera poco, los alojamientos y restaurantes son de los más caros de Vietnam.

Muy bueno,lo explicaste muy claramente,me encanto.😘😘
Gracias por el comentario. Lo cierto es que da confianza para seguir escribiendo. Un saludo.