Despropósito

Cicloturismo en Vietnam

GOOD MORNING, VIETNAM!

Cicloturismo en Vietnam

Arrozales en Sa Pa
Campos de arroz en terraza

Las cosas en Vietnam ya no son lo que eran. Después de mi experiencia en Laos y de ver el botellín de agua que aparede en la portada, comprobé para mi estupor y alegría, que los asiáticos de este lado no son ni un poquito rencorosos. A pesar de Laos haber sido bombardeado sin descanso durante nueve años por los EEUU sin preocuparse mucho de objetivos militares o civiles, a pesar de meter sus narices y sus marines en la zona en una guerra en la que, aunque ganadores, los vietnamitas se llevaron la peor parte ya que fue en su tierra, la gente no guarda rencor a los estadounidensenses. Parece ser que ahora su animadversión está dirigida a los chinos, que curiosamente, junto con otras repúblicas socialistas, fue quien les echó un capote en la famosa guerra. Dios cómo está el mundo!, que lo paren que me bajo, que diría Mafalda.

Pero una cosa es no ser rencorosos, y otra ser gilipollas. Es habitual ver camisetas, chanclas, gorras, y otros artículos con la bandera de los Estados Unidos. Incluso en algunos productos se puede leer la leyenda de «U.S.Army». Y yo, sinceramente me pregunto, «¿quién ganó la guerra?».

Jóvenes militares
Juegos de guerra

Vietnam es un país socialista si tenemos en cuenta que hay una dictadura de izquierdas y el sistema electoral es cerrado. Se presenta quien El Partido ha decidido y es o son los únicos que pueden ser votados. Para todo lo demás, «Master Card»

Amigos vietnamitas
Simpáticos y curiosos vietnamitas

De todas maneras los vietnamitas son los que tienen más sangre de la región, para lo bueno y para lo malo. La gente es la más extrovertida de los países que he visitado hasta ahora. En la carretera es habitual que te saluden, además sin distinción de edades. Normalmente el saludo es amable, aunque muchas veces roza lo grotesco, con sonidos guturales, muchos de ellos desconocidos para mí, y a un volumen que tiemblan los cristales de las ventanas. Si este tipo de saludo-festivo te lo hacen desde un vehículo justo cuando están pasando a tu altura, te acuerdas durante un rato de la familia próxima y lejana del saludador del susto que te dan.

Por norma hablan a gritos. Además, como el resto de las lenguas de la región -excepto el malayo y camboyano-, el vietnamita es una lengua tonal. Las palabras son monosilábicas en su gran mayoría, con lo que todavía resultan más estridentes las conversaciones. Si están regañando a un niño, el sobresalto para el occidental de a pie puede rayar en el infarto.

Tumba de Ho Chi Minh
Mausoleo de Ho Chi Minh

El primer día de bicicleta transcurrió por unos preciosos valles alfombrados de arrozales y coronados por gigantescas torres de piedra caliza. Todo un regalo para los sentidos.

Laos-Vietnam
Primer día en Vietnam desde Laos

El paso fronterizo por donde entré, se encuentra en un lugar alejado de las principales rutas, con lo que, estaba muy poquito transitada. Los habitantes de los poblados eran en su gran mayoría indígenas, lo que lo hacía aún más interesante.

Este primer día llegué derrotado a destino. No me explicaba por qué, ya que la etapa no era especialmente dura. Lo achaqué a que el día anterior había estado bebiendo licor de arroz con unos locales que me invitaron a cenar y, tal vez debido a la falta de costumbre, la bebida me había afectado más de lo habitual. Los últimos kilómetros, a pesar de ir a tope, no conseguía subir el cuenta-kilómetros de los dieciocho kilómetros por hora. Al día siguiente, haciendo una revisión a la bicicleta, me di cuenta que me había quedado sin pastilla en el freno de atrás. El freno se me había bloqueado! Por fin tenía una explicación convincente a la no-pájara del día anterior. Vi que el freno de alante estaba también en las últimas, aún así, hice una etapa más solamente con el freno delantero.

Tienda de bicis en Hanoi
Reparando la bicicleta

No hubo manera de conseguir unas nuevas pastillas y mis planes de ir hacia el norte se vieron abortados. Cuanto más avanzase hacia el norte, más difícil iba a ser encontrar los recambios. Así pues, cogí un autobús a Hanói . «Venenito» viajó de pié en el pasillo del autobús.

Y llegué a la caótica capital de Vietnam.

Semáforo, Hanoi, Vietnam
Preparados para la salida

Donde aproveché para cortarme el pelo y en una peluquería situada en la acera de una concurrida calle. En esa misma acera había varios peluqueros.

Peluquero en Hanoi
Peluquero callejero

En un principio ni pensaba pasar por allí. Casi siempre intento evitar las grandes ciudades, ya que no aportan demasiado para el esfuerzo que requiere moverse por ellas. Además, cada día están más estandarizadas. Los precios de casi todo son más elevados, y la gente suele estar más alterada en ellas. Hanói en cambio me encantó. Sus calles son caóticas hasta decir basta, además existe ese ir corriendo a todas partes, pero tiene un nosequé que engancha.

Calle de capital vietnamita
Animada ciudad

Pasear por la ciudad es estresante, ya que coches, bicis, peatones y sobre todo motos, invaden cada metro cuadrado de la ciudad. Cruzar una calle es toda una aventura. Mejor dicho, caminar es toda una aventura, ya que las aceras también están invadidas por comerciantes, vendedores ambulantes, terrazas de bares y pequeños restaurantes. En la parte antigua no hay manera de recorrer más de quince metros seguidos sobre la acera, hay que bajar al asfalto, pero cuidado porque es una auténtica jungla. Cuando uno se habitúa al caos reinante, la sensación primigenia de peligro «casi» desaparece, y pasear llega a convertirse en un juego de esquivar «cosas» que se mueven. La norma es que no hay norma. Allí se pasa por donde hay espacio suficiente para pasar, tanto vehículos como personas. Si no esquivas, serás esquivado.

Aficionado con carga
Haciendo el paripé

Es una ciudad con un montón de vida y también con lugares tranquilos donde pasear y poder perderte. Tiene una oferta cultural lo suficientemente interesante como para estar unos días entretenido visitando monumentos, museos y demás, y además, dejar algo para la próxima vez.

Y aunque Hanói está invadida literalmente por las motos, también es la ciudad de las bicis.

Desde aquí aproveché para viajar al norte, en concreto a la zona de Sa Pa, donde pensaba ir en bicicleta. También a la Bahía de Halong, donde en un principio ni siquiera pensaba ir. Todo esto, os lo contaré en la próxima publicación.

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