Artes de pesca en Sri Lanka
Como muchos otros países en vías de desarrollo, este saca buen provecho de sus recursos naturales. La pesca tradicional en Sri Lanka ha sido en algunos lugares una de las principales fuentes de subsistencia.

Una de sus imágenes más icónicas es la de los pescadores zancudos. Aún hoy en día es posible ver a estos hombres haciendo que pescan. Y digo «haciendo» porque esta vez lo pescado son ellos.
Más que por los productos del mar, se preocupan por los de la tierra. Simplemente, esperan a turistas que les paguen por ser fotografiados. Todavía hay algunos que se afanan en capturar peces, pero la gran mayoría prefieren dinero contante y sonante. El problema es que no pocas veces, hay más pescadores que turistas, con lo que se hace difícil rentabilizar ese negocio.

Por otro lado, está la tradicional pesca mar adentro donde una barca se aventura de madrugada para, a ser posible, regresar antes de mediodía con las capturas realizadas.

Aquí la pesca es seleccionada en la propia barca antes de arribar a la playa, es decir, los peces que no sean susceptibles de venta se devuelven al mar. El producto del trabajo viene ya preparado para ser introducido en cestos y ser vendido o puesto a secar. El salado se realiza en la misma barca.

Pesca tradicional de arrastre
Existe en Sri Lanka otro método de pesca que consiste en una cuadrilla de pescadores que arrastran una gran red desde una barca hacia la playa. Este método es posible verlo a diario en la excelente playa de Nilaveli, a sólo cinco kilómetros de Trincomalee, en el noreste de la isla.

Método de trabajo
La labor comienza con la barca adentrándose en el mar todo lo que permita la longitud de la red. Esta se echa al agua y dos pescadores llevan sendos cabos a sus compañeros que están en la playa. Desde dicha barca, un pescador va dando órdenes para que la red se vaya recogiendo uniformemente. La red se mantiene tensa cuando la ola está en retroceso, y es empujada tierra adentro cuando la ola vuelve.

Los hombres en cada lado de la red empujan al unísono para que el esfuerzo realizado sea provechoso. Y la empujan de tal manera que ejercen una bonita danza acompasada con el vaivén de las olas. Los dos extremos acabarán coincidiendo al final de la faena que dura aproximadamente una hora. En este tiempo es posible ver a los peces más astutos o afortunados saltando sobre la red para intentar morir de viejos.
Esta labor unas veces se realiza en zonas de playa aisladas, pero otras donde está la vorágine turística. Así pues, es más que habitual ver turistas arremangarse y ayudar a los pescadores en su labor. Los pescadores son amables y curiosos, animando a los turistas a echarles una mano en la faena. Tanto unos como otros son beneficiados; unos se divierten con la labor y otros realizan un esfuerzo menor al ser ayudados.

Una vez ya la red en la playa, se reparte lo pescado en diferentes redes para poder ser llevada a un lugar donde puedan seleccionar el pescado.

SOS océano
Siempre vienen dentro de la red varias piezas de plástico de la más variada procedencia. Desgraciadamente, esta es la situación de los mares en general y de muchos lugares de Asia en particular. También llegan tortugas, peces globo… Impelidos por las autoridades y presionados por la amenaza de una fuerte sanción, estas tortugas y peces suelen ser devueltos al mar.

Fin de la jornada
Una vez seleccionada la pesca y repartida o almacenada con sal para darle venta o ser secada al sol, ya solo queda dejar preparado todo para el día siguiente. Las redes se revisan y se reparan las posibles roturas. Se devuelven a la barca depositándolas bien dobladitas en su fondo -como una camisa recién planchada- para poder ser desplegadas de nuevo de madrugada con facilidad.
