O EL ARTE DE QUE NADA CAMBIE

La eterna revolución cubana
Politización
Tele Rebelde es uno de los canales de televisión que dependen del gobierno. Sorpresivamente, tras ese épico nombre se camufla un canal que ofrece únicamente deportes, principalmente béisbol y fútbol. Así pues, la rebeldía se ahoga en un remate rabioso a puerta, o en la carrera imposible de un pitcher.
El resto de los canales -entre película y película- son hagiografías de combatientes de la revolución. También de propaganda del gobierno o, si se prefiere, adoctrinamiento: «Hasta la victoria siempre!» «Patria o muerte. Venceremos!» «En cada cuadra un Comité, en cada barrio Revolución!»

Estas consignas se llevan repitiendo hasta la saciedad desde el triunfo de la Revolución; apasionadamente al principio, incrédulamente más tarde. Algunos inconsciente… borreguilmente porque, ¿qué sentido tienen ya? Aunque haya gente que todavía no se haya enterado, estamos en el siglo XXI, la era de internet. A pesar de las dificultades y restricciones, prácticamente todos los jóvenes cubanos tienen un móvil con el que conectarse a la red de redes. Las consignas que valieron en una época, han quedado ya obsoletas.

Las grandes victorias sociales -las revoluciones-, a la larga benefician solo a unos pocos. Los enemigos no son eternos. En la isla llevan más de medio siglo emparanoiados preparándose para una invasión yanqui que nunca llegó. Por otro lado, ¿quién quiere morir por su patria hoy en día?
Respecto a los Comités para la Defensa de la Revolución, ya nadie cree en ellos. Si un día instrumento de motivación de las vecindades, hoy son mero nido de ordotoxos, chivatos y advenedizos de los que nadie se fía. Aquí, las conversaciones sobre política pueden ser muy peligrosas, así pues, la gente las evita. Las paredes tienen oídos y los chivatos acumulan mucho odio y ningún escrúpulo.
En mi humilde parecer, Cuba se ha convertido en un fósil del pensamiento político de los siglos XIX y XX.
Contaminación
Los cauces de agua -ríos, arroyos,…- se encuentran en un estado lamentable. Son poco menos que canales de aguas fétidas. Por si esto fuera poco, están llenos de desperdicios plásticos, incluso en los parques naturales! No hay ningún tipo de conciencia ecológica. Me sorprendió que el sistema, para otros temas tan repetitivo y cansino, no haya educado a la gente en algo tan social como es el respeto al medio natural en que se vive. Del estado de las playas, no mucho mejor, hablo en la entrada sobre Varadero.

A esto hay que sumarle la contaminación acústica. Y no me refiero al sobrehumano tono de voz de los cubanos, que raramente utilizan el timbre para llamar a alguien que está en casa. Unos gritos desde la calle es suficiente para que se asome al balcón la persona aludida. Me refiero al ejército de motocicletas sin silenciador en el tubo de escape. Si se coincide con una de ellas en una calle estrecha, tus tímpanos sufrirán un duro varapalo. En un nivel superior se encuentran los moto-taxis, auténtico instrumento de tortura acústica sobre tres ruedas.

Producción
Es innegable que el inamovible bloqueo económico de los EEUU, dificulta el comercio en la isla. Por otro lado, la caída del Bloque Soviético supuso un durísimo revés. Son ya sesenta años de bloqueo y casi treinta desde que los tratados comerciales con el Bloque del Este se desmoronaron. Por si esto fuera poco, las medidas económicas tomadas no han valido para aliviar las penurias padecidas por el pueblo… todo lo contrario.

Uno de los personajes habituales en el espectro laboral cubano es el del custodio. Persona que se dedica a labores de control y/o vigilancia. Básicamente es una persona que desarrolla su trabajo a desgana y malhumorad@ por el exiguo sueldo que recibe. A veces su labor es cuidar lugares que han dejado de hacer servicio, como por ejemplo, la estación de ferrocarriles de Matanzas.

Esa imagen del custodio es paradigma de la situación laboral cubana en lo que respecta a trabajadores del estado. Cuba es un gran lagarto custodiador viendo el tiempo pasar sin producir nada.
Como el sueldo oficial no llega para casi nada, los trabajadores han de buscar otro trabajo que les proporcione divisas. Dentro de este marco, existe la posiblidad de sisar en el puesto de trabajo. Si alguien prepara sandwiches que prometen 125 gramos de carne, es muy posible que estos no pasen de los 100. Los 25 que nunca se sirvieron son llevados a casa y/o se venden bajo cuerda a vecinos y conocidos.
Quien no se aprovecha en su trabajo para robar al estado, utiliza el tráfico de influencias para conseguir ese dinerito extra que les permita sobrevivir. Complejo engranaje de corrupción del que nadie se libra. Desde la agilización de trámites administrativos -conseguir un título pagándolo-, hasta una atención preferente en el hospital. Por mi parte, lo experimenté en la empresa de autobuses Vía Azul. A cambio de un regalito al encargado de vender billetes, apareció de la nada un pasaje libre cuando supuestamente estaba todo vendido. Como por arte de birli-birloque, Cuba mágica.
Un mecánico, un conductor de taxi e incluso un conductor de bici-taxi, gana más que un médico, arquitecto o profesor universitario. Es el sistema económico del sinsentido.

La culpa es del bloqueo
Parece ser que desde las interminables colas para comprar cualquier bobería, hasta los recurrentes apagones eléctricos son culpa del bloqueo económico estadounidense. Desde luego, tiempo ha habido para diseñar una infraestructura que funcionase con propiedad. Más aún teniendo en cuenta la «excelencia» del sistema educativo revolucionario, que hubiera hecho posible preparar la sufiente gente cualificada para mantenerlo… o no.

Recorrer hoy la isla es asistir a un desfile de campos supuestamente fértiles invadidos por marabú. El guajiro -campesino cubano-, no saca apenas beneficio de trabajar sus tierras. El agro, en el mejor de los casos, no está propiamente industrializado. En otros muchos casos, los bueyes y caballos son la única fuerza de trabajo de la que se dispone, aparte de la propia. Una gran parte de su producción la han de vender al estado por precios que no les compensan. La norma es vender lo menos que se pueda al estado, y el resto venderlo en el mercado negro por un precio más alto. Así pues, no son solamente los funcionarios quienes engañan a las arcas de la nación, los guajiros también se ven obligados a hacerlo para poder subsistir.
Cuba produce los mejores puros habanos del mundo, algunos de los mejores rones y exporta toneladas de azúcar, eso sí, cada vez menos toneladas. Desgraciadamente, en la isla no se produce nada que incorpore un mecanismo, de esta manera, el bloqueo es un éxito total. Después de todos estos años, el gobierno revolucionario no ha sido capaz de crear alternativas para no ser tan dependiente del exterior.
El gobierno ha creado una estructura económica sustentada en la irracionalidad. Sus absurdas y desequilibradas fórmulas ante la entrada de capital extranjero han excluido a la propia inicitativa privada cubana.

Para acabar de rizar el rizo, se han centrado todos los esfuerzos en la entrada de divisas a través del turismo. Se ha apostado por el «monocultivo«. Decenas de hoteles están siendo construidos a lo largo y ancho de sus costas. Peligrosa maniobra la de depender de un único sector. Múltiples factores pueden acabar con la no siempre fiel idea de «Perla del Caribe»
La segunda entrada de divisas por importancia es la que los familiares mandan desde el exterior. Sin estas ayudas económicas, la pobreza de algunas familias se volvería miseria. Condenados a las limosnas del exterior para poder sobrevivir en el paraíso de los trabajadores. Obligados a importar casi todo bien de consumo y a pagar por ello un sobreprecio. Castigo extra a las ya pírricas economías domésticas.
Turismo
Se dice que en Cuba los hoteles tienen una estrella menos de la que exhiben. Esto no es solamente debido a las condiciones y estándares de calidad en que se construyen. También tiene que ver con el servicio ofrecido. Imagino que ganando el equivalente a veinte euros al mes, es difícil atender con solicitud a alguien que está pagando cinco veces tu sueldo mensual por un día en una habitación. La única manera de trabajar con alegría es la perspectiva de la propina.

Para más INRI, a veces hay desabastecimiento hasta en los hoteles. En septiembre y octubre de 2019, no llegaba a todos ellos los suministros demandados. Esto fue debido a la falta de combustible. No había suficiente en la isla ni para repartir la cerveza que los turistas demandan. Están construyendo un gigante con pies de barro. Esto, aparte de crear otros problemas, no facilita la excelencia. Allá he padecido del estómago más frecuentemente que en ningún otro lado. Por descarte, lo achaqué al hielo de las bebidas, ya que lo preparan con agua del grifo.
Se está impulsando el turismo de paquete, «nueve días, siete noches». Modalidad despreocupada que no repara en gastos. Es por lo tanto rentable y en solo una semana de estancia, pocos son tan perspicaces como para ver los graves problemas del sistema. Casi todo el mundo se va con ganas de volver.
Problemitas con la Revolución
En la villa de Santa Clara, en el Memorial del Ché, tuve un desagradable incidente. Pedí a unos cubanos que me grabasen en vídeo con mi cámara. Se negaron aludiendo que la policía podía llamarles la atención por hablar con turistas. Les dije que con toda la gente que había tratado en el país, nadie había ni siquiera insinuado esa posibilidad. Que en algunos lugares como La Habana hasta había sufrido auténtico acoso y allí ningún policía decía nada. Ellos se reafirmaron en la negativa. Les dije que no era justo, que el cubano solamente se atreve a pedir y nunca a dar, y me alejé con un irónico: Viva la Revolución!
Cinco minutos más tarde, al pie de la estatua del Ché, se me acercaron varios policías cerrándome el paso. Uno se dirigió a mí diciéndome que le acompañara. Me tuvieron retenido en una sala hora y media sin decirme el motivo. Entonces, aparecieron «los de migración». Los trabajadores a quienes había pedido que me grabaran en vídeo habían dicho a la policía que yo había gritado: «Abajo la Revolución!» -hay que ser hijos de la gran puta!-

Media hora de interrogatorio absurdo y de un discurso de lo buena, justa y querida que es la revolución y de que el país funciona como un engranaje. Mis interrogadores se retiraron un cuarto de hora a deliberar. Este fue el momento de mayor incertidumbre que pasé. Cuando me dijo el oficial que estaba libre, le pedí a él que me sacara el vídeo que era para el cumpleaños de un amigo. Ahí le entraron las prisas. Me dijo que no. Tardaron hora y media en aparecer al interrogatorio y ahora tenía prisa para irse. Amabilidad y desinterés cubanos en su pura crudeza.
Me dirigí al museo del Mausoleo y a pesar de ser gratuito, la chica de la entrada me pidió una colaboración, o sea, que le diese a ella personalmente dinero por entrar allí. Le dije que de eso nada y que probablemente el señor Ernesto Guevara no estaría muy de acuerdo con su actitud. Una hora después, comiendo en un restaurante, se me acercó un tipo ofreciéndome cocaína. Esto ocurrió después de estar charlando con un personaje con la billetera llena a rebosar de pesos cubanos y CUCs. Vendía lotería ilegalmente. Solamente a menos de quinientos metros de uno de los santuarios de la sagrada revolución. Al poquito tiempo de haber sido retenido y amenazado con ser expulsado del país, veía la gran contradicción en la que se ha convertido Cuba. El sistema es corrupto de pies a cabeza.

Miseria humana
La gente no cumple con la palabra dada, ni con horas marcadas, ni promesas, ni acuerdos… Aquí las palabras se las lleva ya no el viento, sino un huracán. Cuando alguien falla al compromiso adquirido verbalmente, casi nunca hay disculpas, escusas ni menciones a ello. Si las hubiere, siempre son improbables o surrealistas. Son maestros en el arte de la confusión.
El cubano pide pero no da. Te van a pedir que les des tu gorra, que les des ropa que te «sobra», que les invites a un trago en la calle, en un bar o donde te hayan «asaltado». En bares y restaurantes hay que estar pendientes de que hagan las cuentas correctamente. Se confunden muy a menudo y sospechosamente siempre a su favor. Hay veces que las vueltas de lo pagado no llegan y hay que exigirlas, curiosamente son olvidadizos.

Por otro lado, el cubano es un lobo para el cubano. El engaño es herramienta de cambio en la isla. Quien puede se aprovecha del vecino. El «sálvese quien pueda» se ha convertido en el mantra que se repiten interiormente. Como me dijo una empleada en el mostrador del aeropuerto: aquí lo que hay es miseria humana. Como Ernesto Pérez Chang, escritor disidente… o al menos descontento, redactó: Hay que irse de Cuba para tornar convertidos «en personas»
Los exiliados del régimen se cuentan por miles, y crece la gente que ha muerto por el camino intentando huir del país. Unos ahogados o devorados por los tiburones en su travesía a Florida. Otros asesinados por las mafias que interceptan su camino en su periplo hacia EEUU por tierra. El estado no cuida a sus hijos, para ellos quien huye es un traidor a la Revolución.

La gran mayoría de los jóvenes quiere salir de la isla. Allí no hay futuro y nadie ve a corto plazo una posibilidad de cambio. El Gran Hermano socialista, revolucionario, vencedor siempre!… no permitirá ni una débil tos disidente. La propia idiosincrasia caribeña hace el resto. Hoy, como hace ya sesenta años, en Cuba es necesaria una Revolución.
no se a que cuba se refiere por que en la CUBA que vivo yo mas de la mitad de su articulo es vacio, superficial e inreal…la tipica mirada del turista ingenuo..con mil respetos
Me refiero a la Cuba que me ha tocado sufrir. Como menciono en las publicaciones, era mi cuarta visita a la isla en un periodo de 25 años y el deterioro social que he visto en este tiempo, me ha hecho replantearme seriamente hasta las más puras bases socialistas. En Cuba he visto un modelo de país fracasado donde casi nadie es feliz. De la libertades personales mejor ni hablamos… En cuanto a lo de llamarme «ingenuo», no me preocupa lo más mínimo, ya que ahí ni te has acercado un poquito a la realidad. Puedo ser muchas cosas, pero ingenuo ni de lejos, me temo que eres tú quien no solamente peca de ingenuidad, si no probablemente también de ignorancia. Un saludo.
Una mierda de reportaje, pura basura, cómo si los demás países fueran perfectos
Ni mucho menos digo que los demás países sean perfectos, solamente digo que Cuba es un auténtico desastre hoy en día. Es curioso que los comentarios que me llegan de esta publicación son totalmente a favor o radicalmente en contra. Aunque tu comentario no aporta nada, gracias de todas maneras por escribirlo.
En mi país es igual y en algunos casos peor y no estoy en un país socialista o comunista, sino supuestamente capitalista.
Quizá también sea necesaria una revolución en tu país… Me temo que son muchos los lugares en el mundo que necesitan cambios. Algunos urgentemente!
Un reportaje muy duro, siento que lo pasaras tan mal. Ánimo
Desde que visité la isla por primera vez en 1994, la calidad humana de los cubanos ha caído en picado. Una pena, ya que eran una gente curiosa, amable, desinteresada y que acogían con calidez a los viajeros. Hoy poco queda de todo eso; probablemente todavía persista en zonas rurales. Por lo demás, no lo pasé mal, pero ni mucho menos tan bien como hubiera esperado. Por otro lado, yo tampoco se lo puse fácil. A más de un abusón le dolerá la cabeza cuando se acuerde de mí.
Hola. Triste es lo que tuviste que soportar cuando te retuvieron. Hace falta que la revolución se actualice, de lo contrario, agonizará en la corrupción, en el pillaje. Si en cuba no hay conciencia medioambiental mal síntoma. Si viven exclusivamente del turismo mal síntoma. Si el cubano piensa en engañar al gringo constantemente, mal síntoma. Saludos
Muy bueno tu reportaje. Me quedo con la última frase: en Cuba es necesaria una Revolución. Porque ya no existe los ideales revolucionarios originales como tales, hoy es corrupción, desidia, contaminación ambiental, intentar engañarte….Una sombra de lo que fue. No han evolucionado y dan ganas al leer tu blog, de no viajar allí. Y encima, una policia del chivateo, nada humano ni cercano. Saludetes.
Así es, Rafa. Una cosa es desear que aquello funcione con propiedad, por principios políticos, otra cosa es la cruel realidad. Me temo que las revoluciones hay que hacerlas casi constantemente. A algo que cambio el sistema hace ya sesenta años, no puede llamársele revolución. Revolución sería otro movimiento que le cambie el actual estado de las cosas. Que por cierto, me pareció muy triste.