La Habana Vieja

La Habana Vieja, y el resto de la ciudad

Capitolio y Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso

La Habana Vieja fue declarada allá por 1982 Patrimonio de la Humanidad. Este título es una muy buena referencia sobre la impronta cultural del lugar.

Fundada hace exactamente 500 años por Pánfilo de Narváez, fue la sexta ciudad de la mayor de las antillas. Antes se fundaron Baracoa, Bayamo, Trinidad… Una de sus principales características es que se desarrolló no alrededor de una, sino de cuatro plazas: Plaza de Armas, Plaza de la Catedral, Plaza de San Francisco de Asís y Plaza Vieja.

Castillo del Morro de los Tres Reyes al fondo

La Calle Obispo es la que concentra la mayor oferta turística de ocio. Bares, restaurantes y tiendas de recuerdos no dejan espacio para mucho más. También en las proximidades de las citadas plazas, es posible encontrar aún más oferta hostelera.

Mercado de carne

Además es en este barrio donde se encuentra la mayor concentración de museos de la ciudad: Museo de la Revolución, Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Nacional de la Música… también museos de: la farmacia, del ron, del coche mambí, de la cerámica, numismático, de arte colonial…

Si pinchas AQUÍ, tienes todos, o al menos casi todos, bien detalladitos en el correspondiente mapa de San Google.

No tan lejos el uno del otro se encuentran también dos de los santuarios del santificado Ernest Hemingway: la Bodeguita del Medio y El Floridita. Los dos se jactan de servir respectivamente los mejores mojitos y daiquirís del mundo mundial. Los precios van acordes a su fama, la excelencia, lo dudo mucho.

Esperando clientes

Por su parte, la mayor concentración de vehículos de época todavía en funcionamiento, se encuentran aparcados en el precioso Paseo del Prado, también llamado Paseo de Martí. Estos están destinados casi exclusivamente a ser taxis turísticos. Mencionar que en el citado paseo se encuentran el Gran Teatro de la Habana y el Capitolio.

El precio de un «tour» de una hora por la ciudad en uno de estos carros, viene rondando los 60 CUCs -pesos convertibles-. Esto viene a ser un poquito menos de 60 euros.

Relucientes viejos autos

En esta ciudad, como en el resto de Cuba, todo es negociable, especialmente el precio del transporte. Los mayores abusos se dan en este colectivo, algo no exclusivo de estas latitudes. La escasez en el abastimiento de combustible, hace todavía más grave la situación.

A lo largo y ancho del país es penosa la situación del transporte. El turista -descartada la opción de sus destartalados e inusuales trenes- tiene básicamente dos opciones: la compañía oficial de autobuses Vía Azul y los abusivos taxis.

La Habana Vieja desde la Fortaleza de San Carlos

El resto de La Habana

La Habana Vieja
Hasta la victoria siempre

Así como en La Habana Vieja, el próximo barrio de Centro Habana tiene un encanto especial. Este reside en el ambiente que se respira en la calle y en las propias calles en sí.

Destartaladas casas con balconadas atacadas por el salitre, desafían el paso de los años. La falta de mantenimiento debido a la escasez de materiales y a la propia desidia, dibujan un paisaje urbano bien característico.

Aquí la vida se desarrolla en la calle. La gente se arremolina ante precarios fuegos hechos con un manojo de astillas, una partida de dominó, o una pequeña timba en torno a unas botellas de ron. Si existen timbres en las casas, la gente los ignora. El grito a pleno pulmón es la forma más habitual para que el vecino o amigo se asome al balcón. A solo unos pasos de casi cualquier punto de este barrio, se encuentra el celebrado Malecón.

Malecón al atardecer

A lo largo de este muro que intenta contener el mar, desfilan al atardecer familias, parejas, corazones solitarios… y turistas en busca de una celebrada fotografía. Mientras, pescadores salpican su alargada figura intentando cobrar alguna presa que llevar a la sartén o a la cocina de algún restaurante. Por la noche sin embargo, se convierte en lugar de encuentro. Se forman grupos armados con botellas de ron y latas de cerveza. La música está presente de una u otra manera. Personajes pululan entre los grupos buscando su racioncita de alcohol… o de carne.

Mención especial merecen las excelentes manifestaciones de arte mural que pueden descubrirse a la vuelta de cada esquina. Si te interesan especialmente, puedes encontrarlos en la siguiente publicación, Grafitis en La Habana.

Panorámica del cementerio de La Habana

En las antípodas de este escenario se encuentra el Cementerio de la Habana, conocido oficialmente como Necrópolis Cristobal Colón.

Situado en el barrio de El Vedado, se estima que hay unas 800.000 tumbas en él. Muchas de ellas de una notable realización escultórica, así como sus mausoleos. Los hay de arquitectos, estudiantes de medicina, bomberos, tramoyistas, policías secretas… También de vasco-navarros, aragoneses, salmantinos, burgaleses, naturales de Padrón, de Ortigueiras… y un largo rosario de terruños, sobresaliendo los de origen asturiano y gallego. Esto da una idea de desde dónde llegaron los inmigrantes, sobre todo en los dos últimos siglos.

Su tumba más visitada es con diferencia la de Amelia Goyri, más conocida como La Milagrosa.

El lado oscuro de La Habana Vieja

¿Qué hemos hecho para merecer esto?

Aparte de ser junto con Varadero y Trinidad uno de los destinos más caros de Cuba, esta es también una ciudad que estresa a mucha gente.

Conocí viajeros que pretendían estar unos días en ella y al día siguiente estaban viajando rumbo a otros lugares menos «agresivos»

La penosa situación ecónomica de Cuba y la particular idiosincrasia de sus habitantes, puede llevar a situaciones de franco enervamiento.

A cada paso en la Habana Vieja, habrá alguien intentando atraerte a sus negocios o venderte algo. La venta en calle, siempre ilegal, es mayormente de puros habanos robados en fábrica, marihuana, cocaína y cómo no, sexo. Se ofertan todo tipo de agujeros, independientemente de su forma y color.

Los habaneros son por lo general de carácter agradable, sobre todo si hay algún tipo de interés material o económico en el trato. Aunque también pueden llegar a ser desagradables y rudos sin motivo aparente.

En el país existe la máxima de sacar todo lo que se pueda al turista. De exprimirle sin compasión. Excelentes en el arte de la mentira, la manejan sin el más mínimo pudor, eso sí, escudándose siempre en su precaria situación económica. Tienen respuesta para todas y cada una de tus objeciones, y son rápidos en ello. Se saben casi todas las respuestas y las que no, las inventan rápidamente. El camelo es la base de su trabajo; camelo primero y engaño después. No pocas veces cambiarán el precio de lo ofrecido o vendido cuando ya no hay marcha atrás.

En La Habana Vieja habrás de hacer uso de todos tus recursos para no ser timado sin piedad. Los habaneros no perdonan los descuidos.

Bosque de farolas al atardecer

4 comentarios sobre “La Habana Vieja

  1. Una pregunta, leyéndote, me asalta alguna duda: existe el verdadero socialismo o queda muy distante de lo que has visto por allí? Lo de exprimir al gringo, al turista, me recuerda mucho a lo vivido en bahia (brasil). Un abrazo

    1. Ninguna revolución puede durar 60 años. Una revolución es un hecho puntual. Lo que queda de entonces es un estado corrupto desde el personal de base más intrancesdente hasta, qué decir tiene, sus más altos representantes.

      1. que pena que esquematices a todos en tus comentarios, por suerte conozco a muchos cubanos y habaneros entre los que me incluyo que no son asi

        1. Disculpa si no me he expresado de una manera más precisa. De alguna manera pienso que se sobreentiende que no hablo de todos y cada uno de los cubanos, si no de muchos de ellos que se comportan de cierta manera, irrespetuosamente con el turista. Así como tú conoces otros muchos que no son así. Afortunadamente para todos. No discrepo de tu opinión.

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