EN BICICLETA POR MOLDAVIA y Transnistria
Así como a Ucrania llegué sin expectativas, a Moldavia llegué con muchos prejuicios. Lo único que sabía sobre el país es que existe una mafia moldava, y que hay vida nocturna en la capital.
Tanto en la ciudad checa de Brno como en Zakopane, ya en Polonia, me había encontrado dos moldavos. Al decirles que tenía pensado ir a su país, los dos me respondieron: ¿a qué?, no hay nada que ver. Aparte me dijeron que tuviera cuidado con los gitanos moldavos. Que no aceptase nada de ellos. Que el país era soso y aburrido, y lo que más me alertó, que a veces, en la capital, asaltaban a la gente delante de la policía que permanecía impasible ante el atraco. Bien… todo esto es mentira, más adelante explicaré el motivo de estas mentiras.
Moldavia es un país eminentemente rural, con muy poca industria, y con la casi totalidad de su superficie cultivada. En los campos moldavos vi entre otros cultivos, plantaciones de sandías, de manzanos, campos de cereal ya en barbecho, pero, los que se ven más a menudo, son campos de maíz y sobre todo girasol.

Así como en República Checa y Eslovaquia me sorprendió la cantidad de manzanos en sus cunetas, en Moldavia ha sido la cantidad de nogales. Es posible ver arces, abedules, acacias, chopos, olmos, sauces… pero los nogales ganan por aplastante mayoría. Están a lo largo de todas las carreteras que he recorrido y los hay por miles. Como en Ucrania, también se ven muchos vendedores apostados en las cunetas, sobre todo de sandías, melones, manzanas y melocotones, que es lo que la tierra da a principios de agosto.
En su territorio no hay montañas, así como apenas hay llano. Moldavia es una continua sucesión de colinas, las cuales son más acentuadas en el norte. Paisajísticamente, es una delicia para los ojos, para las piernas del ciclista es un continuo desafío.

A mi parecer, el mayor encanto reside en sus pequeños pueblos. No hay apenas turismo, con lo que, el viajero será tratado con curiosidad y respeto. A pesar de la tantas veces citada barrera lingüística, la gente se mostrará encantada de ayudarte. Preguntando por alojamiento en un pueblo donde supuestamente lo había, acabé sin proponérmelo movilizando a la mitad de la localidad hasta que encontraron a dos chicas que hablaban inglés. Al estar inoperante el hostal donde iba alojarme, me invitaron a pasar la noche en casa de sus abuelos. Estos eran prácticamente autosuficientes, produciendo en sus tierras desde los productos más básicos como pan, leche y aceite, hasta deliciosos jugos de frutas. Sin duda, fue mi mejor experiencia en este simpático país.
Chisinau, su capital, es una ciudad sin apenas grandes monumentos que visitar. Por otro lado, hay muchísimas zonas verdes y su amplio centro, es un agradable lugar para pasear. En sus calles se ve continua y ordenada actividad, y hay una buena oferta de bares y restaurantes. Mencionar especialmente, que es un lugar totalmente seguro.


Transnistria
En la República Moldava hay un lugar especial llamado Transnistria. Este es un territorio que, tras la independencia de Moldavia, declaró su propia independencia después de una breve guerra. El saldo de ésta última fue de mil quinientos muertos.

Transnistria no es reconocida por ningún estado perteneciente a la ONU. Su historia, como la de otras nuevas repúblicas con parecido devenir, es complicada. Es uno más de los desmanes de los gobernantes que, como alguien dijo muy acertadamente: «Firmaremos nuevos tratados de paz, que sean motivo de futuras guerras».
La mayoría de sus habitantes son pro-rusos, y aunque no tengan el reconocimiento internacional de la Gran Madre Rusia, sí gozan de su protección. Tanto Moldavia como Ucrania, ejercen boicot sobre esta estrecha franja de tierra, pero no osan ni mirarla desafiantes. Saben que el gran hermano ruso les está vigilando, y todos saben cómo se las gasta su más eminente hijo, Putín.
Es una república supuestamente socialista, y especie de fósil de la antigua URSS. Curiosamente, su mayor monopolio de supermercados y gasolineras se llama “Sheriff”, ¡échale guindas al pavo! Como curiosidad y también dato útil, decir que no aceptan tarjetas de crédito excepto en algún banco y según me dijeron, también en algún supermercado que yo no vi.
Tanto en Rumanía como en Moldavia, me habían dicho que no viniera aquí por varios motivos. Que solamente iba a encontrar ruina y miseria, que las carreteras eran un patatal, que la situación no es estable, que la policía es corrupta y podrían retirarme el pasaporte para luego pedirme dinero por devolvérmelo… Todo mentira.

La policía de fronteras fue en todo momento correcta conmigo. La gente es muy amable y se muestra curiosa y agradable con el turista. Hay restaurantes baratos y con buena comida. Es cierto que en el país todavía funcionan infraestructuras, buses y troles antiquísimos, pero… funcionan. No vi más pobreza que la que pude ver en Moldavia, Ucrania o Rumanía, ni tampoco más mendigos que en Eslovaquia y sobre todo República Checa.

Dependiendo de las afinidades de la persona a quien preguntes, te hablará mal sobre uno u otro lugar. Un pro-ruso te mentirá sobre Moldavia, así como un pro-moldavo/rumano sobre Transnistria. Lo que pude percibir es un matiz que puede no ser pequeño: los moldavos desprecian a los transnistrios, pero estos últimos odian a los primeros. Ahí dejo eso por si alguien quiere corregirlo en los comentarios.
ETAPAS
SUCEAVA (Rumanía) – RISCANI (Moldavia) (130 km)
La salida de Suceava es horrible, con conductores con prisa y malhumorados por llegar al trabajo. Nulo respeto por el ciclista. Hasta la ciudad de Botosani la carretera DN29 está en buenas condiciones pero con muchísimo tráfico. No hay apenas arcén con lo que la conducción se vuelve muy peligrosa. Una vez fuera de Botosani en la DN29D, el tráfico es moderado, disminuyendo según se va acercando a la frontera. En tierras moldavas hay muy poco tráfico. El estado de la carretera desde Botosani hasta destino es aceptable. Durante todo el recorrido, de salida hasta destino, es un continuo sube y baja, especialmente en el lado moldavo.
RISCANI – CHIPESCA (113 km)
Hasta el cruce con la M5, el tráfico es moderado, a partir de aquí, el tráfico es un poquito agobiante hasta empalmar con la R13. De aquí a Fioresti el tráfico es moderado, y a partir de aquí disminuye considerablemente. Desde Riscani hasta empalmar con la R2 en Gura Camencii, la carretera no es muy cómoda. Hay baches, pero sobre todo mucho parche y bollos que te hacen botar constantemente sobre la bici. La R2 está en mejor estado que las anteriores, ¡incluso hay un tramo que es nuevo! Desde el desvío hasta Chipesca, la carretera está sin asfaltar.
CHIPESCA – CHISINAU (105 km)
Los treinta primeros kilómetros hasta la M2 están sin asfaltar. Su estado es aceptable excepto en algún pequeño tramo que llega a resultar molesto por su pésima condición. Los primeros veinte km a lo largo de la M2, tienen un arcén de aproximadamente metro y medio que da mucha seguridad y comodidad. A partir de aquí y hasta la capital, el arcén se reduce considerablemente. Hay entre mucho y muchísimo tráfico, haciéndola una carretera no muy agradable para ciclar.
CHISINAU – TIRASPOL (78 km.)
De la capital moldava salí por la R2 hasta Singera. Buen estado de la carretera y apenas tráfico, tal vez debido a que era domingo. En Singera cogí la L474 hasta Bulboaca. A lo largo de sus 30 km, hay desde muy buena carretera, hasta aceptable, pésima, e incluso un tramo sin asfaltar. Tiene la ventaja de no haber casi nada de tráfico. El paseo es un pelín tortuoso pero agradable. Se circula rápido. En estos 50 km pude por primera vez disfrutar en Moldavia de algo parecido al llano. Una vez ya en la R2, hay una larga pendiente hacia arriba nada más salir de Bulboaca. A partir de allí, buena carretera sin mucho tráfico hasta Tiraspol. El paso de la frontera fue rápido y con amable personal.
TIRASPOL – ODESA (Ucrania) (103 km.)
La carretera está en muy buen estado desde Tiraspol hasta la frontera y hay muy poco tráfico. Hasta allí es llanear, incluso se baja una loma justo antes del puesto fronterizo. En Ucrania, la carretera no tiene mucho tráfico, eso sí, el firme no es muy bueno. Nada diferente a lo visto en el oeste del país. Los márgenes de la carretera están en mal estado, con lo que, a ratos pedaleaba cerca de la mediana –con el riesgo que esto conlleva- y otras en el arcén sin asfaltar, dependiendo de la situación. Una vez en Odesa, el tráfico es caótico, teniendo que andar con mil ojos para no ser atropellado, o para no comerme la puerta abierta de algún coche. Especie de ciudad sin ley en lo que respecta al tráfico.

Hola Pedro. Exactamente, muchos/as te pueden hablar que es insegura una ciudad o te dicen que no vayas, pero no hay nada como comprobarlo personalmente. El mural de la iglesia parece una portada de los maiden como comentas hehe. Saludos y te seguimos leyendo. Rafa
Sin duda lo mejor es comporbarlo, aunque suelo tener en cuenta las opiniones de los locales, no pocas veces distorsionadas. En este caso, como comento, la intención de menospreciar o hacer daño, supera con creces la objetividad.
En cuanto al mural… es sólo una pequeña parte de un gran mural. Si te animas, puedes ver más fotos de él en Flickr+extremundo.
Un abrazote!