UN POCO DE HISTORIA
«Cajamarca, donde todo empezó» es el lema que la Municipalidad escogió como estandarte para poder ser reconocible donde fuera menester. A Cajamarca también se puede referir como El encuentro de dos mundos. Fue aquí donde mediante un engaño, Pizarro y sus hombres capturaron a Atahualpa allá por 1532, propiciando la caída del imperio del Tahuantinsuyo.

EN EL CORAZÓN DE LOS ANDES
A Cajamarca llegué desde la zona de Chachapoyas, en concreto desde Leymebamba, que es donde me encontraba después de recorrer gran parte de los dominios de los antiguos chachapoyas. A pesar de la zona norte costera peruana estar siendo castigada un día sí y otro también por huaicos -torrenciales avenidas de agua con barro-, las precipitaciones en la zona andina no habían sido tan devastadoras. Aún así, en esta zona de carreteras imposibles que en muchos casos salvan desniveles de más de mil metros hacia el valle, los desprendimientos en época de lluvias son el pan de cada día.

Mentiría si dijera que no pasé miedo en el trayecto. A pesar de estarse realizando trabajos de mantenimiento en la carretera para mantenerla limpia, en algunos puntos de ésta, el autobús pasaba más que justo entre las piedras desprendidas del monte y el abismo. Cuando el abismo quedaba en el lado contrario a donde yo viajaba, no había problema. Era bien diferente cuando el abismo quedaba del lado de mi ventanilla. Ver que quedan escasos centímetros entre el fin de la carretera y el principio de un barranco de varias decenas y a veces, cientos de metros, pone en prueba los nervios de cualquiera. He de confesar que en alguno de estos peligrosos trances bajé del autobús, ya que ese simple gesto podría haber salvado mi vida.
El caso es que llegué sano, salvo y mi retina llena de imágenes de maravillosos paisajes. De hecho, el tramo más peligroso fue el del descenso al valle del río Marañón, donde también se podían apreciar los paisajes más preciosos del trayecto. En muy pocos kilómetros descendimos cientos de metros. Pasamos del frío y húmedo páramo, a la tropical temperatura del valle, donde crecían árboles de mango, aguacate, naranjos, limoneros,…
YA EN LA CIUDAD
Así pues, llegué ya de noche «donde todo empezó». Para mí empezaba entonces la dura tarea de encontrar un alojamiento BBB, ya que mi intención era quedarme varios días en la ciudad.
Iba con un par de referencias pero no me acabó de gustar ninguna de ellas. Después de estar un buen rato yendo de aquí para allá llamando puertas, preguntando precios y viendo habitaciones varias, encontré lo que buscaba: un lugar céntrico, económico y acogedor que tuviese una aceptable señal de internet.
El día siguiente lo dediqué a pasear sin rumbo fijo y a conseguir información para establecer el plan de ataque de los próximos días.


Esta es una ciudad que se puede recorrer fácilmente caminando y donde en ningún momento se siente uno inseguro. Como en el resto de Perú, la gente es amabilísima con el viajero.

A pesar de que el tráfico puede resultar molesto, podría decirse que Cajamarca es una ciudad tranquila, de relativamente anchas y despejadas aceras por donde se puede pasear. Una de las características de sus edificios es que los aleros de los tejados tienen mucho vuelo, el suficiente para que las aceras no se mojen apenas cuando llueve, algo que se agradece sobre todo esos días que sales con un sol espléndido a pasear y vuelves bajo un aguacero.

Son varios los atractivos que ofrecen esta ciudad y sus alrededores. En la misma ciudad cabría destacar la Plaza de Armas, alrededor de donde se localizan: Catedral, Iglesia de San Francisco, Conjunto Monumental de Belén y el Cuarto del Rescate, donde se supone Pizarro guardó el tesoro que Atahualpa hizo traer a sus súbditos para conseguir su liberación. Subrayar que Pizarro volvió a faltar a su palabra y ejecutó a Atahualpa por miedo a que una vez en libertad se levantase contra el nuevo poder establecido.


QUÉ VER CERCA DE CAJAMARCA
A seis kilómetros se encuentran los Baños del Inca, un complejo de aguas termales donde descansaba Atahualpa antes de llegar aquel señor de Trujillo que le hizo la vida imposible. Esto hoy en día es un complejo donde por un módico precio puedes recibir masajes, alquilar un bañerón privado o ir a una piscina al aire libre y practicar natación o jugar con tu patito de goma a una agradable temperatura.
De entre el resto de los lugares visitables cercanos a Cajamarca el más destacable sea probablemente las ruinas prehispánicas de las Ventanillas de Otuzco, situado a ocho kilómetros de la ciudad.

Aunque con diferencia, el que más me gustó de los que visité fue Cumbe Mayo, lugar de reseñable belleza paisajística y donde se encuentra un acueducto de nueve kilómetros de longitud que desde hace cientos de años lleva agua a la ciudad de Cajamarca.



A Cumbe Mayo subí dos veces; la primera de ellas en un tour organizado que en disciplinado rebañito, nos iba mostrando y describiendo las peculiaridades de este lugar. Fue entonces cuando el guía me informó de que había un camino desde la ciudad que subía directamente hasta aquí, y que era muy fácil encontrarlo. Estas son las indicaciones para llegar hasta allí por cuenta propia:
Caminar por la calle Cruz de Hierro y cuando se llega al final, girar a la izquierda hasta situarse detrás del Cerro Santa Apolonia, en la pequeña rotonda que hay detrás de él. Subir la empinada cuesta y preguntar dónde se coge el «camino de herradura» que va directo a Cumbe Mayo.
Pero lo que realmente me enamoró de este lugar, fue una familia de campesinos que vendían productos textiles. El primer día que subí se encontraban allí la madre con dos de sus hijos: un bebé y una chavalita de unos diez años que me llamó la atención especialmente. Cuando subí dos días más tarde, la madre no estaba pero sí la niña con su peculiar carita. Estaba con tres de sus hermanos y un perro. La niña se acordaba de mí y ahí comenzó una conversación que acabo en un juego. Los cuatro niños estuvieron todo este tiempo ejerciendo de modelos para mí, con la peculiaridad que eran ellos los que ordenaban cómo querían que se hicieran las fotos, así pues, tal vez sería más correcto decir que estuve todo el tiempo ejerciendo de fotógrafo para ellos. Disfruté como disfrutaron ellos, como un niño. Aquí algunas de las fotos:
Confieso que lo he sufrido, hice el viaje de Chachapochas a Cajamarca con la empresa del Carmen, tremendo susto antes y después del cruce del río Marañon. No lo olvidare JAMASSSSSS
Comparto como tu ese recuerdo de por vida. Es casi como volver a nacer.
Kepa,
Preciosas la reseña y las fotos. Dan ganas de cogerse un avión para visitar Cajmarca, Cumbe Mayo y esa linda familia. gracias por compartirlo!
Pues no pongas lavadora hoy, no te va a dar tiempo a recoger la ropa, ya que el siguiente avión sale en naaaaaaada!
Pizarro, ese genocida…..
Cierto que tiene que acojonar cuando ves que el autobús está a un paso de despeñarse por el barranco.
Saludos y te seguimos leyendo
Pizarro -criaturita- era hipertenso, no hubiera sobrevivido a ese viaje de autobús.
Tiene una arquitectura preciosa. Es maravilloso ver la alegría de los niños por las fotos, aquí pocas cosas sorprenden a nuestros niños
Si, estos niños son muy humildes, ni se imaginarán la «buena vida» que tienen los niños de estas latitudes.
Esas fotos me emocionan. Auténtica felicidad de niño!!!!
Creo que si hubiera habido alguien sacándome fotos a mi, la cara de felicidad no variaría mucho.
Jo que sí, eso sí que es sonreír con toda la cara…
Ahí le cogí bien la expresión.
Ya te digo ya podías avisar cuando te marchas para allá pajarito que te marchas tú solo así que solo lo disfrutas tú pero bueno me encanta las fotos muy muy bonito el sitio
No te preocupes Moli, ya te avisaré con tiempo para que vayas haciendo la maleta.
Las fotos son para que disfrutes tú también.