RUTA MAYA EN BICICLETA

Hace ya unos años, allá por 1996, metí mi bicicleta en el avión y viajé a América. Llegué a Cancún, para desde allí comenzar a recorrer la península del Yucatán y subir hasta Guatemala.
En este periplo de siete semanas recorrí casi dos mil kilómetros en bicicleta a lo largo de tres países: México, Belize y Guatemala. Estos son, además de Honduras y El Salvador, los países de la Ruta Maya en los que se pueden encontrar yacimientos arqueológicos de esta fascinante cultura.

Este fue mi primer gran viaje en bicicleta, y también el primero en el que tomé el buen hábito de levantarme con el sol, e incluso antes, para aprovechar las horas frescas del día y así no derretirme pedaleando a horas imposibles.

PREPARACIÓN
Para poder realizar esta escapada de siete semanas, junté vacaciones de dos años, es decir, solicité las vacaciones de un año en diciembre, y las del siguiente en enero. Fueron las vacaciones más largas que hasta entonces había disfrutado. A pesar de haberme quedado satisfecho con la duración e intensidad, ahí contraje el germen que posteriormente dio como fruto otros viajes más largos todavía: Brasil, Sudeste Asiático, de República Checa a Irán…
El secreto para poder llevar a cabo todos estos viajes, no es otro que tener una sincera voluntad de realizarlos y, evidentemente, luchar por ellos. Vamos, lo de siempre: «quien la sigue, la consigue«.

En este viaje vi los más importantes restos arqueológicos del mundo Maya, me bañé de nuevo en aguas caribeñas, escalé un volcán -el Pacaya, que erupcionó tres meses más tarde, y de lo cual me eximo de toda responsabilidad, llegué a las tierras altas de Guatemala donde la aplastante mayoría de la población es indígena y siguen vistiendo sus ropas tradicionales que son todo un regalo para los ojos, conocí a los menonitas y su historia, conocí a un montón de gente local, y muchas, muchas cosas más.
Y esto es parte del resultado gráfico de aquel viaje:



25 años más tarde, he vuelto a esos mismos lugares para comprobar que todo cambia… y mucho!!! Alojado en San Marcos La Laguna en el Hotel Villa Tzankujil, puedo observar las maravillosas vistas que ofrece sobre el volcán San Pedro y más abajo la localidad de San Pedro La Laguna que, tras una visita de unos días, resulto totalmente irreconocible a mis ojos después de veinticinco años.
Hola buen día , quiero hacer Cancún a Merida y después a Bacalar en bici , tu que me recomiendas ? Lo ves peligroso soy mujer y Latinoamérica es complicada ! Pero si me muevo de de 10 a 17 tu que opinas
Pedaleando a esas horas no debieras de tener ningún problema por el hecho de pedalear sola y ser mujer. Hay chicas que han cruzado toda América sin nigún problema. Así que… ánimo!!!
Saludos amigo Pedro…..que bueno es saber que no se necesitan alas para volar, tu lo demuestras.
Basta con ser un poco pájaro.
Un abrazo, Llano.
Saludos Pedro, son impresionantes los viajes a realizas… sólo aptos para personas con una mente abierta, bien amueblada y receptiva… si en algún momento de mi vida quise tener y disfrutar aventuras como las tuyas, y nunca realicé ese sueño, fue porque no reunía ni cualidades ni aptitud… enseguida fui consciente de ello, y por defecto me convertí en lo poquita cosa q soy ahora… suficiente para soportar un alma y vivir la vida q me ha tocado… mucho diría yo… pero nunca es tarde para cambiar… como tu dices, sólo es necesario tener estímulo y querer cambiarlo…. cuidate mucho…
AntBee
Estoy de acuerdo contigo solamente en la mitad de lo que dices, ya que considero que eres una persona con todas las cualidades que tu me supones, y otras cuantas más. Imagino que en algún momento de nuestra vida tomamos ciertas decisiones que condicionan nuestras libertades, o simplemente elegimos movernos por lugares conocidos que nos proporcionan seguridad… sobre todo emocional. Pero sí, nunca es tarde si la dicha es buena, ya sea viajando o reconociendo ese lugar que nos hace sentirnos felices, aunque tengo la firme convicción que esa «felicidad» no está muy lejos de nosotros.
Lo tuyo es viajar y lo demás tonterías. Eso si que enriquece y no acaparando bienes de consumo de una manera compulsiva. Solo espero que sigas disfrutando y cuando estés por Bilbo subo a haceros una visita. Un abrazo.
El dinero invertido en un viaje te deja una experiencia que va a ir contigo toda tu vida. Las cosas se rompen, el recuerdo permanece siempre. Bueno, mientras escribo esto me están entrando unas ganas irreprimibles de cruzar los dedos pensando en ese señor alemán que creo que se llamaba Alhzeimer.